Tuesday 23 August 2016

Que no se me acostumbre el corazón

La primera vez que llegamos nuestro centro, no teníamos muy claro qué hacíamos allí. Nos asignaron un centro en el que viven solicitantes de asilo que llevan ya tiempo en Italia y, o bien acaban de recibir los papeles y ya están trabajando, o los van a recibir en breves. Por tanto su función allí es aprender todo el italiano que puedan y buscar trabajo mientras tanto. Claro que han vivido situaciones muy dramáticas, pero parece que ya les quedan lejos, porque tienen más presente en su cabeza el deseo de avanzar, de traer a sus familias y de encontrar un buen trabajo. Por eso no quiero contar aquí ningún drama sino lo que de verdad me han enseñado las personas que viven allí, aunque estas pocas líneas se van a quedar cortísimas. Me gustaría escribir aquí sus nombres pero prefiero respetar su intimidad.
A. el primer día estaba reticente, mirándonos de reojo. Es egipcio, trabajaba en Libia antes de venir a Italia, y, aunque es muy tímido, poco a poco ha ido mostrando su lado más divertido, hasta llorar de risa cuando aparece A. K. Solo habla somalí y cuatro palabras italianas sueltas, pero con sus tres expresiones en somalí no solo se comunica, sino que hace a todos llorar de risa. De verdad, es una de las personas más graciosas que he conocido. También está con nosotros siempre H., de Burkina Faso, que siempre tiene preparado un sí a todo lo que le proponemos y una sonrisa. Casi todos tienen entre 18 y 21 años, pero si indagas un poco, puedes ver perfectamente en sus ojos la mirada de niños. Lo mismo le pasa a L., de Gambia. Vino a Italia antes de cumplir los 18 y lleva en el centro poco tiempo, pero tiene claro que quiere irse a Reino Unido. Le gusta tanto el fútbol que me llama "la Cristiano Ronaldo española" pero creo que es solo para que juegue con él.
Un poco más mayores son, por un lado "maestro S.", marroquí, que hace una labor encomiable como traductor en el centro. Siempre que puede, acompaña a los demás para ayudar con trámites y papeleo. Habla árabe, francés, inglés y es el mas aplicado con el italiano, siempre está haciendo "homework". Y por otro lado, nuestros queridos sirios, W., K. y A., que son del oeste y A., K. y S. del este. Han hecho un viaje larguísimo, cruzando toda Europa. Y siguen mirando hacia delante, viendo ya cerca el final del viaje. Admiro tanto y tanto su paciencia y su esperanza... W. tiene un niño de ocho meses, que si las cuentas no fallan, dejó en Siria cuando apenas acababa de nacer. Estaba terminando sus estudios de derecho cuando empezó la guerra. K. tiene a sus gemelos de un año en Siria; era profesor de literatura árabe en primaria.. De A. solo sabemos que tiene cuatro niños monísimos porque nos los ha enseñado en fotos, pero su gran amor por el árabe le impide aprender palabra de italiano, y es difícil comunicarse (verbalmente) con él. Sin palabras, es la persona más expresiva que he conocido nunca. Los tres se van a ir del centro en breves, a buscar trabajo, y en su ánimo se nota ya que están llegando al final de este largo proceso. Es verdad que los echaremos de menos, pero yo confío en que van a tener toda la suerte del mundo, la que se merecen, en su nueva vida. W. tiene un corazón gigante. Hoy nos decía hasta mañana con un gracias que nos ha llenado el corazón.
Voy empapándome de todos estos nombres, junto a sus sonrisas y sus guiños, sus "cómo estás" y su forma de agradecer la vida. Ayer hablando con K., sobre el futuro, sus sueños, es inevitable que salga el tema de la guerra y del largo viaje que empezó hace nueve meses y del que aún le queda mucho que recorrer, y por eso me siento tan agradecida y tan bendecida de que me haya dejado compartir con él esta mínima parte de ese camino.
Es inevitable ver a Dios en sus miradas de esperanza, en su paciencia y en sus ganas de vivir, aunque sus historias me abruman y me hacen sentir muy pequeña a su lado. 


"Que no se me acostumbre el corazón a creer que me quieres como a ellos, pues seguro que ellos son tus preferidos, y por eso me has puesto en la acogida, para dar yo contigo la bienvenida, y que se sientan a gusto entre nosotros". 

GRACIAS

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